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Luis María Mariano

“Que no se repita”

“Que no se repita”

Luego de la muerte de Perón, tanto el ala peronista de izquierda como el ala peronista de derecha, entraron a pugnar por el poder vacante y al carecer ambas del liderazgo protector, desataron un conflicto armado cuyo teatro de operaciones era el propio suelo argentino. Estas corrientes armadas, habían coexistido conflictivamente y alcanzado un punto sin retomo, antes del 1º de julio de 1974 día de la muerte de Juan Perón.

Precisamente, el 1º de mayo de 1974 fue que en un histórico discurso dado en Plaza de Mayo, el líder del Partido Justicialista echó a los Montoneros tomando postura por el ala política derecha. La decisión, marcó un antes y un después para el movimiento justicialista y consecuentemente, abrió una profunda brecha con el sector de la izquierda. Para aquellos años, la muerte se mostraba triunfal en el país.

Si bien ni el propio Perón pudo repetir los logros políticos obtenidos en su primera presidencia en las dos restantes, podemos decir que el “peronismo” lo trascendió después de su muerte dado que aparecieron muchísimos seguidores que pretendieron interpretarlo.

Kirchner fue uno de ellos al igual que Menem o Duhalde entre otros. Lo que no se puede estar seguro en afirmar, es que el kirchnerismo trascienda a Kirchner.

En términos políticos, Perón dejó a su mujer gobernando la que era políticamente vacilante e influenciable por parte de José López Rega dirigente que ejercía para ese entonces, el cargo de secretario privado de la presidencia y por el cual, pasaba todo por sus manos mientras clandestinamente, dirigía la “Triple A”.

Kirchner deja a su muerte, una conducción encabezada por su mujer. Legítima, firme, indiscutida y aceptada por el conjunto del kirchnerismo. Pero, con seguidores incapaces -por sus limitaciones y ambiciones propias- de formular acuerdos políticos y sociales, para asegurar la gobernabilidad democrática. La vetusta y anacrónica metodología de generar enemigos para construir poder, es incompatible con el desenvolvimiento de la democracia, independientemente de sus efímeros resultados.

El kirchnerismo quedó sin dirección natural y dentro del entorno presidencial, se tolera por conveniencia, al otro factor de poder es el sindicalismo encabezado por el Sr. Moyano que exhibe sin pudor, una postura política antagónica a la de su aliado y a la vez, una profunda vocación de armado de poder propio.

Cuando los gremialistas y seguidores políticos kirchneristas, se sientan relevados de los compromisos que habían asumido con el líder muerto y se dediquen a deshacer ese diseño político, esperemos que diriman sus diferencias democráticamente y no como otrora, signados por el descontrol y la voluntad de las armas.

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