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Luis María Mariano

Publicado en La Liebre el 23/02/2008

Publicado en La Liebre el 23/02/2008
Crisis de representación
En términos de democracia, la mayor garantía que posee un pueblo para autodeterminarse, es el no permitir que disminuya en cantidad ni calidad, su representación política. Admitir la contraria, favorece a los que se benefician con un modelo de injusticia y de fragmentación social.
El desenvolvimiento de dirigentes gubernamentales, que privilegian su situación personal y la de su entorno, hacen que se consoliden los que se pueden imponer por su poder económico.
La libertad individual se alcanza, cuando el individuo tiene la posibilidad de acceder a la alimentación, a la educación, a una vivienda digna, a la salud y al trabajo, que le permita con su justa retribución, adquirir los bienes para su desarrollo como ciudadano. Para ello, los gobiernos deben actuar consagrando la igualdad y haciendo cumplir las normas que el Estado constitucionalmente tiene. La omisión u obrar en contrario, implica que el crecimiento econónico sea del disfrute de unos pocos en desmedro del conjunto social.
La combinación de distintos factores, provoca la crisis de representación que no es otra de cosa que permitir consagrar la desigualdad.
En primer término, existen dirigentes gubernamentales que exhiben deficiencias de idoneidad. Este aspecto, presenta a su vez dos lados, uno técnico, que es la falta de capacitación y otro ético, que es la carencia de conducta moral.
En segundo lugar, influye el factor institucional, determinado por la capacidad de respuesta de los órganos de representación. Éste presenta también, dos aspectos. Por un lado, el diseño organizativo y por el otro de funcionamiento. En ambos sinteticamente, se advierte una anacronía como escasa anticipación, ante los acontecimientos presentes como los previsibles.
Un último factor es procesal, y está referido a la carencia de mecanismos idóneos de información y participación entre representantes y representados. Siendo éste el ángulo desde el que se debe abordar el problema de la participación, sin perjuicio de considerar que a menor información mayor es la posibilidad control social y cuanto menor calidad formativa tengan los representantes de intereses populares, mayor será el grado de injusticia al que contribuirán a consolidar.

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