Se falta a la verdad (otra vez el hospital).
La renuncia del administrador del Hospital Municipal y la particular actitud del intendente, determinó un hecho de relevancia política.
La contradicción hecha pública por el periodismo, al imputar circunstancias distintas a la renuncia del funcionario; unos consignando una enfermedad en la persona del administrador y otros, con el agregado de discrepancias entre lo que realizaba y lo que debía realizar, hubiera pasado desapercibida sin la opinión del intendente. A nuestro criterio el padecimiento de una enfermedad, no motiva renuncia alguna sino mejor, una licencia por enfermedad.
El intendente refiere en un principio, que el alejamiento es a pedido del propio administrador, motivado en su enfermedad. Pero reconoce, que existían desinteligencias políticas en la instrumentación sugerida al funcionario y que éste, no respondía en la medida de esas pretensiones. Sentenciando, que no hubo irregularidades.
El no explicitar por parte del intendente ¿qué conducta era la deseada políticamente y no cumplida por el otrora administrador?, genera una incertidumbre pública, que obliga a pensar en un sinnúmeros de situaciones entre el principal y su dependiente.
Descontando la validéz de su criterio jurídico al decir que no existen elementos que amerite una instancia judicial con lo sucedido, no se puede dejar de lado, el desconocimiento por parte del intendente, del deber republicano dentro de una administración transparente, que se encuentra obligado a explicar públicamente ¿qué conducta no cumplió su funcionario? Siempre la versión de un hombre público, debe ser igual a la realidad.
El Concejo Deliberante en representación del pueblo de chivilcoy, tiene la palabra para disipar la falta a la verdad que ronda en este caso.
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