¿Mentiras y Democracia?
Estuve meditando antes de escribir, dado que lo debía hacer desde la perspectiva referencial. Decidí, determinado en que dentro de la democracia, se debe decir siempre lo que uno piensa, máxime, cuando vecinos con mucho afecto me hacen notar la propia ausencia en estas próximas elecciones.
Apenas unos días nos separan de las elecciones primarias (internas), simultáneas y obligatorias que por más novedosas que se las quieran presentar, la aprensión o desagrado que la mayoría de los dirigentes políticos tienen en adecuar su comportamiento a la ley, hacen que éstas se relativicen y se conviertan en una mera encuesta electoral con un poco más de precisión de aquellas que realizan las consultoras dedicadas y que se reduzca lamentable y simplemente a dirimir candidaturas de segundo o tercer orden a un alto costo, término éste tomado en el más amplio sentido.
Concretamente la ley vigente, previó que obligatoriamente los ciudadanos elijan entre distintos candidatos de un mismo partido y que todos los partidos, presenten sus opciones electorales el mismo día. La ley fue publicitada ante la sociedad, con una entidad capaz de terminar con la histórica manipulación de los votantes que inclinan una elección partidaria a favor de un candidato o sector que posea mejores recursos para lograr ese fin pero resultó, que los dirigentes, manipularon a otros más débiles para situarse como únicos representantes dentro de su espacio partidario.
Si bien no me parece acertado que se obligue a votar en las internas de un partido político al que no se tenga filiación partidaria, censurable política y éticamente resulta, para aquellos que utilizando las estructuras partidarias como gubernamentales, las orientan en su provecho para aventajar y erguirse como único candidato entre sus pares partidarios o para posicionar a algún amigo o un familiar en las listas, utilizando la posición de relevancia que le confiere ese cargo institucional para desconsiderar a personas con iguales derechos y que sin límites democráticos, eliminan el debate de ideas o procedimientos entre candidatos de un mismo partido. Vulgarmente se lo conoce como “elección a dedo” dado que los candidatos no son sometidos a consideración del conjunto partidario pero, sus nombres resultan primeros en las listas.
La democracia ha sido burlada y no me parece justo en nombre de ella, se llame a elecciones internas para simplemente saciar un interés particular, cuando en los cargos de relevancia nacional no existen candidaturas que pujen por un mismo espacio dentro de un mismo partido. El accionar antidemocrático de algunos hombres, logran al fin presentarse como únicos representantes de cada partido y consecuentemente, niegan el espíritu de competencia de ideas que nos imprime la democracia. No hay internas, hay encuestas.
El único capital que poseo –políticamente hablando- son mis convicciones y que por ser mías, no están a la venta ni son flexibles. La democracia real está cerca, pero aún no se la ha alcanzado.
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