Una enseñanza y un gesto.
Hace bastante tiempo atrás, me formula una pregunta respecto a la situación procesal de uno de sus feligreses que se encontraba encarcelado y al que frecuentemente visitaba entre otros muchos. Luego de responderle desde mi apreciación jurídica, le digo: "Padre: ¿qué necesidad tiene de estar enredado en todas estas cuestiones que quizás no tengan solución (desde la lógica judicial) y con tanta actividad que despliega diariamente y debe desplegar en la parroquia? La respuesta fue instantánea diciéndome: "Dónde crees que se debo estar? Estoy junto al que más necesita de Jesús, en el peor momento de su vida, dado que ha perdido su libertad pero no la fé. Imaginate que esté con aquél que no lo necesita." Es el día de hoy que sus expresiones de enseñanza cristiana, todavía dan vueltas en mi fuero interior.
Si analizamos el gesto del Papa Francisco que obsequia un Rosario a Milagros Sala desde una visión de parcialidad política, no tendremos nunca una concordancia de civilidad republicana entre aquellos que creen que es injusta su prisión, de los que están en las antípodas de ese pensamiento y consecuentemente, centran al Papa Francisco, como un apañador de delincuentes a la vez que desde su sitial, ejerce presión sobre los jueces.
Nada razonablemente puede llevar lógica al entendimiento, cuando se parte de una visión política tendenciosa, preceptuada desde una parcialidad política que se sostiene como verdad absoluta.
Tratamos en todo momento de no ser ingenuos, dado que cada acción humana tiene una impronta política y más aún, viniendo de una persona que desenvuelve su papado con concreta intromisión en asuntos políticos internacionales complejos.
Pero pensar que ese gesto repetido en múltiples y particulares ocasiones por parte del Papa Francisco, conlleva la intencionalidad de pedirle a los jueces la liberación de la presa, es a nuestro entender participar de una visión un tanto sesgada de la realidad como desvinculada que el hombre está concebido en cuerpo y alma, y que lo espiritual, se encuentra fuera del alcance de la justicia terrenal.
Gracias Padre Camilo Latapié por haberme enseñado a pensar la actividad humana también desde la perspectiva cristiana.
Si analizamos el gesto del Papa Francisco que obsequia un Rosario a Milagros Sala desde una visión de parcialidad política, no tendremos nunca una concordancia de civilidad republicana entre aquellos que creen que es injusta su prisión, de los que están en las antípodas de ese pensamiento y consecuentemente, centran al Papa Francisco, como un apañador de delincuentes a la vez que desde su sitial, ejerce presión sobre los jueces.
Nada razonablemente puede llevar lógica al entendimiento, cuando se parte de una visión política tendenciosa, preceptuada desde una parcialidad política que se sostiene como verdad absoluta.
Tratamos en todo momento de no ser ingenuos, dado que cada acción humana tiene una impronta política y más aún, viniendo de una persona que desenvuelve su papado con concreta intromisión en asuntos políticos internacionales complejos.
Pero pensar que ese gesto repetido en múltiples y particulares ocasiones por parte del Papa Francisco, conlleva la intencionalidad de pedirle a los jueces la liberación de la presa, es a nuestro entender participar de una visión un tanto sesgada de la realidad como desvinculada que el hombre está concebido en cuerpo y alma, y que lo espiritual, se encuentra fuera del alcance de la justicia terrenal.
Gracias Padre Camilo Latapié por haberme enseñado a pensar la actividad humana también desde la perspectiva cristiana.
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