Al cambiar la fecha, cambia el concepto.
Por Ley ley 25633 cada 24 de marzo, los argentinos conmemoramos el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. La norma se funda en un nuevo aniversario del golpe cívico, eclesiástico y militar o como comúnmente se denomina, la dictadura.
El recuerdo a los que vivimos el tercer gobierno peronista, nos hacen aflorar sentimientos contrapuestos respeto a la ley vigente. Espero que los mismos, no me turben para decir lo que pienso en estas líneas, en el sentido de por un lado respetar la ley y a su vez, no compartirla.
Sin dudas es raro conmemorar el día que es derrocada la democracia. Consideramos más ajustado a la institucionalidad, que se celebre el día en que se recuperó la democracia. Pero, somos argentinos gobernados por peronistas.
Los que leíamos el diario vespertino La Razón 5ta. a principios del año 1976, conocíamos que el gobierno de “Isabelita” caía de un momento para otro. El desgobierno en términos del correcto funcionamiento de la república, era notorio como preocupante. Reinaba un caos sangriento.
Pero desde antes del retorno a aquella democracia de 1973, la disputa por espacios de poder dentro mismo del gobierno peronista, se tornaba cada vez más intensa como cruel.
La facciones estaban dadas entre el propio Perón (militar filo-nazi) y los sectores de la izquierda armada como los Montoneros entre otros. Progresivamente, se iba intensificando la violencia en secuestros extorsivos, muertos, torturados, desaparecidos, etc..
Cada uno actuaba desde su “trinchera”. Perón hasta su muerte, desde la Triple A y, los sectores de izquierda, desde la clandestinidad. El terrorismo de estado que desplegaron los militares y que a 41 años todavía nos aterra, la Triple A en su pleno esplendor, no le iba en zaga.
Ni la izquierda, ni los peronistas, ni los sindicalistas con modernas armas y sus cigarrillos importados, ni menos aún, los militares que luego irrumpieron en el poder, deseaban que funcione la Constitución. Solo pretendieron saciar su sed de poder, muerte y de apropiación.
Como la historia no la escriben los que ganan como sí se hace con la memoria y que, el texto de la ley vigente solo sirve para colocar a los peronistas como víctimas de los civiles, los eclesiásticos y los militares, dado que luego del 24 de marzo son todos víctimas; en algún momento los argentinos, debemos revisar nuestros comportamientos derivados de construcciones intelectuales intencionadas como históricamente erróneas y modificar las normas que adulteran la historia.
Debemos colocar a aquellos violentos, dentro de la historia nefasta y por el contrario, colocar en un sitio de prestigio histórico a aquellos que en los tiempos de violencia y muertes, sabían que solo la paz y la vida en un orden democrático, podía garantizar la vigencia de los derechos humanos. Ahí entre otros, estaban los hombres de la Unión Cívica Radical y no pocos peronistas, que consideraron al abrazo entre Perón y Balbín, como un símbolo de convivencia política para las futuras generaciones. No memoria, si historia.
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