Siempre somos responsables de lo que no tratamos de impedir
La política local es pura farsa. Existe un convenio tácito entre los concejales y el departamento ejecutivo, fundado en la mutua conveniencia, dejadéz y abandono de los deberes propios de cada función. En estudiar la problemática política chivilcoyana, nadie piensa.
Desde que asumieron las actuales autoridades, el debate de ideas por los actores políticos se encuentra ausente, presenta su ejercicio un cuadro lastimoso, que se hace aún mas lamentable, por el uso de la hipocresía e irresponsabilidad de los adherentes sumisos a las posturas oficiales sin excluir de esos parámetros, a las autoridades sindicales.
Esta administración ha cometido básicamente un grueso error que es el creer que con dinero extra municipal, se podía gobernar. Comprando voluntades seducidas no por amor, sino por devoción a la caja y ocultando bajo la alfombra, los verdaderos problemas de una sociedad compleja.
El silencio, la relativización, la desconsideración de temas pendientes como la inseguridad, la droga, el alcoholismo, la prostitución, el hambre, el juego por dinero y la pobreza entre otros dentro de nuestra sociedad, son moneda corriente. Si se hace lo que se quiere, si no se controla ni se consideran los debates en las instituciones democráticas con sus tiempos, es también responsabilidad del resto que lo permite.
El presentarle batalla con cuerpo y alma a esos flagelos no pasan ni por la imaginación de estos efímeros políticos, que jamás podrán dar respuesta al presente ni al futuro de nuestra sociedad.
Los resultados electorales les han sido favorable, pero no es menos cierto que los temas pendientes que traban el desarrollo pleno del hombre en sociedad al no ser abordados, producirá tarde o temprano una reacción incontenible.
Hacer política es debatir ideas dentro de un contexto democrático y juego libre de partidos políticos. Bienvenida esta campaña electoral para que se coloquen en el escenario los temas vitales e ineludibles para nosotros, para nuestros hijos y nuestros nietos y los hijos de ellos.
A la mayoría de la gente de bién y a los radicales en especial, la injusticia no le es indiferente como tampoco, que las instituciones de la Constitución no funcionen por el accionar de gobernantes ávidos en preocupaciones personales en desmedro de las del conjunto.
Como lo expresa Jean Paul Sartre, "Siempre somos responsables de lo que no tratamos de impedir", en las urnas nos encontraremos por el bién de la patria que es el bién de todos.
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