Escenario único.

Si hay algo que ha movido el tablero electoral en nuestra ciudad, ha sido que Florencio Randazzo no compite en las próximas elecciones.
Sin valorar las circunstancias que rodearon la claudicación de su candidatura, quedó en el ánimo de los chivilcoyanos, la sensación de "integridad" para los propios y de "orfandad" para los ajenos.
Desde siempre, se instaló política e impecablemente, que sobre cualquier dificultad económica que debiera atravesar el gobierno municipal, siempre estaba la actitud de Randazzo como solución para gestionar el dinero que sea, en beneficio de su ciudad natal. Como también es de resaltar, la tranquilidad económica que otorgó a muchas familias chivilcoyanas, al conseguirle empleo de gobierno a alguno de sus integrantes.
Sería aventurado presagiar el futuro de esas familias en este aspecto. Pero, al retirarse Randazzo de la política -aunque transitoriamente-, coloca a sus seguidores en "intranquilidad" e "incertidumbre" pero especialmente, coloca en situación nada victoriosa a su protegido intendente y candidato Darío Speranza, ya que su "eje" de gobierno sistemáticamente, se basó en todo momento, en gestión derivada del aporte económico que "trae" Randazzo para Chivilcoy.
Sin temor a equivocación, el alejamiento político de Randazzo, generó un escenario único para las fuerzas locales que compiten por acceder al gobierno municipal. Quizás hasta sin querer, desvalorizó electoralmente a Darío Speranza, al colocarlo en "paridad" con el resto de los competidores. Speranza, perdió ese "plus mágico" de inclinar al electorado a su favor al truncársele "que todo lo puede, porque Randazzo lo puede".
Pero el mejor valor político rescatado, es la libertad recuperada por parte del electorado al tener que evaluar a los candidatos por su capacidad y propuesta y no por su vinculación con referente provincial o nacional.